Las características generales de la arquitectura incaica fueron la sencillez y austeridad en sus formas, eliminando la mayoría de los adornos innecesarios y destacando la simetría de sus formas. En cuanto al uso de materiales debemos destacar sobre todo la utilización de la piedra bien sea labrada para aquellas construcciones más reseñables o sin tallar y siempre unida sin argamasa, es decir, a hueso.
Normalmente las grandes construcciones incas están asociadas al megalomanismo, su tamaño es tan grande que a menudo resulta difícil comprender cómo pudieron construirse sobre todo en lugares tan alejados e intrincados como Machu Picchu. Algunos de los templos más importantes elaborados por los incas son La Casa del Sol en el Lago Titicaca o el Amarucancha en Cuzco. Pero los incas también se preocuparon por el urbanismo de sus urbes de modo que en las antiguas ciudades podemos encontrar amplias avenidas que desembocaban a una plaza central similar al foro romano, así como sistemas de canalizaciones para el agua o largas calzadas que comunicaban las ciudades salvando los desniveles de las montañas con puentes de soga que han resistido el paso del tiempo.